Correr es una actividad física que a pesar de su simpleza de ejecución proporciona invaluables beneficios a la salud corporal y mental. Ayuda a controlar el peso, a mejorar la capacidad pulmonar y a mantener alejado el estrés. Estos aspectos positivos se potencian cuando se corre cuesta arriba, como lo sostiene un artículo de la revista especializada en deportes Runandwalk.
Correr en pendiente es una práctica no muy complicada, que puede realizarse no sólo en entornos naturales, como montañas, sino también en gimnasios, parques y espacios urbanos con esas características. Sus aportes a la condición física de las personas son invaluables.
1.-Fortaleza muscular:
Útil para desarrollar resistencia y potencia. Para cumplir con esta rutina, la masa muscular principal del cuerpo debe trabajar con mayor intensidad para lograr impulsar el cuerpo.
Subir una cuesta implica el uso prolongado e intenso de los glúteos, los esquiotibiales, los cuádriceps y los gemelos. Además, involucra las extremidades superiores y los abdominales. Subir rectas empinadas tiene el mismo efecto que entrenar con pesas.
2.-Resistencia cardiovascular:
Los pulmones y el corazón adquieren mayor eficiencia en su funcionamiento al tener que soportar la exigencia de subir una pendiente. Asimismo, trabajar a niveles más intensos requiere un esfuerzo cardíaco extra, lo que fortalece el corazón a lo largo de cada entrenamiento.
3.-Pérdida de peso:
Correr cuesta arriba ayuda a quemar el doble de calorías que correr en espacios planos.
4.-Menos lesiones:
Entrenar sobre pendientes potencia el efecto del entrenamiento en nuestro cuerpo y minimiza las posibilidades de lesiones, ya que las cuestas requieren un paso más corto, que disminuye el impacto del cuerpo al correr. Asimismo, la técnica del paso corto fortalece los huesos y el sistema esquelético en general.
5.-Entrenar con moderación:
A pesar de sus beneficios, corre en subida es una actividad que se debe hacer con precaución. No se debe exceder de dos o tres veces a la semana para garantizar la recuperación.
Por otro lado, es importante conocer el falso mito de las bajadas. Existe entre los corredores más novatos la creencia de que las bajadas deben ser recorridas con zancadas largas y rápidas para aprovecharlas.
Al respecto, dar grandes zancadas al bajar una pendiente hace que los pies golpeen la tierra por delante del eje de tu cuerpo, lo que genera un fuerte impacto que obliga a frenar. Esto destroza los cuádriceps, entre otras afecciones.
Lo ideal para descender rápido y correctamente es apoyar la parte del pie que corresponde al primer metatarsiano, conocida como “bola del pie”. Además, es necesario mantener el equilibrio con la ayuda de los brazos y mover las piernas rápidamente.
El cuerpo debe inclinarse hacia adelante con la cadera y los pectorales elevados.
Fuente: Runandwalk
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